Título: El baúl de viaje
Título original: The time traveling fashionista on board the Titanic.
Autor(a): Bianca Turetsky
Ilustrador(a): Sandra Suy
Editorial: Roca Editorial
![]() |
| Ilustración de la escalera principal del Titanic |
La verdad es que cuando compré este libro no sabía muy bien de qué iba la cosa. Ni siquiera tenía muy en claro si era un libro juvenil o una novela chick-lit. Como primer comentario quizás debiera comenzar con lo que me atrajo en un principio: el diseño. Nunca había visto uno así, con la solapa que se extiende y protege el filo de las hojas, formando una especie de paquete o cajita-libro. Una tapa con relieves en dorado, ilustraciones bellísimas de la artista española Sandra Suy y hermosas páginas con citas sobre moda vintage de personajes como Diana Vreeland. He leído La evolución de Calpurnia Tate de Roca Editorial y el diseño, si bien no tan elaborado, tenía el mismo estilo, con la sola protectora y el aspecto de paquete-libro.
Sobre la novela en sí: una niña de doce años llamada Louise Lambert obsesionada con la moda vintage y un poco aburrida de su vida común y corriente en el S. XXI recibe una misteriosa invitación a una tienda de ropa vintage. En la tienda encuentra un vestido soñado para usar en una fiesta de la escuela sin embargo algo extraño ocurre cuando se lo prueba: después de un desmayo, Louise vuelve en sí en abril de 1912 a bordo del Titanic que está a punto de chocar con el iceberg en cualquier momento. ¿Podrá Louise volver a su tiempo? ¿Podrá cambiar el destino trágico del transatlántico? ¿Quiénes son y qué tienen que ver con todo esto las dueñas de la tienda?
Me gustó el concepto de que la ropa vintage, por ser objetos usados por gente en otros tiempos, son objetos con historia viva. Las personas que las vistieron lo hicieron mientras vivían su vida, en ocasiones mundanas y ordinarias así como en momentos especiales. Quiénes eran esas personas, cómo fueron sus vidas, si eran felices o no, si se enamoraron, si sufrieron, qué personas conocieros, cuales eran sus anhelos, sus sueños y sus secretos, dónde estuvieron, todos esos son interrogantes que vienen a veces inherentes a estos objetos. Fueron dejados atrás por sus dueños pero con ellos permanece un poco de esa historia. También me gustó mucho la combinación de esa idea con la del viaje en el tiempo y la historia del Titanic. Llegamos a conocer u poco del barco, de sus tripulantes, de los personajes que estuvieron allí en la vida real. Por supuesto que, con el fin de mantener el glamour se centra en personajes de primera clase como la ídola de Louise, la diseñadora de moda Lucille, claro. Es por eso que lo que más me gustó de la novela fue la última parte. No quiero spoilear nada, sólo voy a decir que ahí se ve la evolución del personaje principal y la historia adquiere una profundidad conmovedora. Se desprende del lujo y lo fashion y se adentra en lo humano. La narración cobra la velocidad que le venía faltando y, sinceramente, un poco más de sentido.
![]() |
| Bianca Turetsky |
El principio es un poco lento y aburrido. Louise es una chica bastante unidimensional al comienzo de la historia y la narración es bastante chata. Tampoco entendí la obsesión de escapar su existencia ya que se lleva bien con sus padres, tiene amigos, tiene una vida escolar común. El único problema que tiene es que su vida no es emocionante a nivel Hollywood. De los años cincuenta, ya que estamos. Y por alguna razón que no entiendo, todo gira al rededor de la ropa vintage. Si tuviera justo el vestido perfecto tendría la vida emocionante y perfecta como ella supone que era la de la gente que vivía en la época (?). No sé, no conozco a ninguna chica de esa edad que piense así y la hace parecer medio superficial y bastante tonta. Claro que es común fantasear con una vida distinta a la que un@ tiene, especialmente a esa edad y es común que haya una imagen estética que acompañe ese ideal de fantasía, pero así como está planteado en la novela diría que lo lleva casi al absurdo o al ridículo. Otro elemento que me hizo un poco de ruido fue la presencia de las dueñas del negocio de ropa, Glenda y Marla. Son tan peculiares que de nuevo, se van para lo absurdo, casi rompen con la verosimilitud del relato. Cuando dicen cosas como "el poder del vintage" arruinan la suspensión de la realidad porque el crédito que una le da a la lógica interna de una narración tiene un límite. Por suerte la última parte compensa lo anterior y redime bastante la novela. Diría que un me gustó es suficiente.
P. D.: Más ilustraciones de la novela.









Comentarios
Publicar un comentario